A 101 kilómetros de La Serena y a 93 de Vallenar se encuentra el legendario poblado de Incahuasi, otrora estación ferroviaria creada para acopiar los minerales existentes de las cercanías, principalmente de los antiguos centros mineros de Yerbas Buenas y El Mollecito. De hecho, la gran cantidad de minas en la zona hizo florecer los acopios de minerales y tras estos se sucedieron las estaciones del ferrocarril. Incluso, en las cercanías de la Sierra Aracena se trabajaron varias minas de plata, oro y cobre, especialmente en la mina San Antonio.
El 23 de noviembre de 1913 fue inaugurado el último tramo de la línea que conectaba el Longitudinal Norte, para unir las provincias de Atacama y Coquimbo, y todo el norte de Chile. Esta importante estación ferroviaria limitaba con la de Punta Colorada, distante a 16 kilómetros al sur, y con la de Chañar, 19 kilómetros al norte.
Cuando la carretera pasaba por el medio del poblado, muchos eran los viajeros que se fotografiaban con las llamativas y polvorientas casas de Incahuasi. Esta única conexión que gozaba este caserío, de repente se truncó por los constructores de la doble vía, dando el golpe de gracia a sus pobladores, quienes de un porrazo vieron cercenada su principal matria: la entrada y salida del poblado.
Debe ser difícil para sus habitantes vivir en medio de tan grandes distancias, alejados de los centros de salud, servicios básicos y centros educacionales. El poblado más cercano sigue siendo Cachiyuyo, ubicado a 36 kilómetros. También debe ser complejo trabajar en esta localidad, ya sea en el comercio, en los servicios o en lo más destacado: la minería. A propósito, Incahuasi —que vive o más bien sobrevive como un oasis en el desierto— subsiste mayormente por la ganadería caprina y la minería artesanal. Esta última, como en el pasado, sigue siendo el recurso económico fundamental, a pesar de que su actividad conlleva riesgos, sacrificios y la ya mencionada dificultad debido a la lejanía con los poderes compradores. Para peor, el agua es su tesoro más anhelado. ¡Cuántas penurias ha pasado este pueblito por la falta de agua!
En la foto se aprecia la capilla Nuestra Señora del Rosario, que guarda en su interior un óleo que data de 1850, el cual fue traído desde España y que anteriormente estuvo en la capilla de El Mollecito.
La celebración de la Virgen del Rosario, el 7 de octubre, constituye el suceso más importante de Incahuasi, que vivirá por estos días un inusitado vaivén de visitantes, debido al eclipse de Sol del 2 de julio de 2019. Este acontecimiento moverá a toda una industria del turismo, ya que es el lugar más privilegiado para este tipo de observación en la Región de Atacama.
Espero que este suceso conlleve un poco de alivio económico a la comunidad y no molestias. Por eso, tratemos de no causar bulla ni dejarles basura a sus esforzados habitantes.