Por Omar Monroy
Esta noche recuerdo que el año 2015 llegó a la carpa-biblioteca el profesor Sergio Vilches, acompañado del francés Jean Marie Lefevre, preguntando si tenía información del barquito Nautilus. Ante el asombro del visitante, la respuesta fue afirmativa. Entusiasmado, dijo que su esposa Pilar Forján Gallo se pondría feliz con la noticia, ya que el buquecito había sido construido por su abuelo Armando Gallo Araya.
Luego, junto al profesor Miguel Ángel Aguirre guiamos a la familia al campo-escuela, ubicado a unos 8 kilómetros al sur de Chañaral, en donde se encuentra la nave de ensueño. Les conté que el barquito estuvo un buen tiempo en las cercanías de la «poza», siendo un lugar de juego para los niños.
Al llegar al campo-escuela fuimos recibidos por Rony Herrera. El Galo Vilches y sus hijos miraban con infinita ternura a su esposa y madre, quien se emocionó al ver el Nautilus diseñado por su abuelo en Inca de Oro, pueblo minero inserto en el desierto.
Don Armando Gallo fue un hombre tenaz y creativo que dedicó varios años a la construcción de este barco de 35 pies de eslora, ocho de puntal y nueve de manga. Su sueño se cumplió en 1947, cuando su embarcación fue trasladada en tren desde Inca de Oro y echada al mar en el muelle de Barquito.
Muchos años después, este destacado hombre del desierto realizó su última aventura. Desde su hogar de Santiago salió con paradero desconocido, no sabiéndose nunca más de él, a pesar de la incesante búsqueda de sus familiares. Tal vez don Armando regresó a su amado Inca de Oro y al lugar donde dormita su barco.
(Las inéditas fotos muestran al Nautilus en Inca de Oro y en el muelle de Barquito. Además, se observa a su nieta Pilar, esposo e hijos, felices por este reencuentro con la obra de su abuelo en el área costera llamada El Caleuche. Sin duda, es un inmueble patrimonial que debiera tener una mejor protección).