Las antenas de Mejillones

Las antenas de Mejillones

Por Edmundo Martínez

Hace un tiempo, recorriendo el Facebook del Consejo Patrimonial de Mejillones, vi una fotografía de la ciudad (posiblemente tomada en la década de los 70) que me trajo a la memoria un episodio de mi niñez. La foto en cuestión era de un desfile, pero lo que atrajo mi atención fue ver en el techo de varias casas las antenas de TV, denominadas cuadrangulares cúbicas. Ahora, la razón por la que recordé mi infancia es la siguiente: a fines de 1968, mi familia regresó de Arica a Antofagasta, donde habíamos vivido toda la época del puerto libre. En aquella ciudad recibíamos las transmisiones de televisión desde el Perú (de Tacna para ser más específico) y la calidad de la señal era bastante buena, por lo que no había problemas de recepción. Sin embargo, irónicamente, el mismo día que dejábamos Arica, TVN arribaba a esa ciudad.

Al llegar a Antofagasta, donde entonces solo se veía el Canal 3 de la Universidad Católica del Norte, notamos que la potencia de la transmisión no era tan fuerte como a la que estábamos acostumbrados. Entonces a mi padre, que era radioaficionado, se le ocurrió adaptar una antena muy común entre los mismos aficionados para mejorar la recepción de la señal, me refiero a la antena cuadrangular cúbica. Después de hacer los cálculos para la frecuencia de la TV, resultó que las dimensiones de la antena eran bastante pequeñas (unos 40 cm), a diferencia de los varios metros de las antenas utilizadas por la radioafición para la transmisión de onda larga. Eso, sumado a la facilidad de construirla (básicamente son dos cuadrados de alambre separados por igual distancia que sus lados), hizo que, además de la nuestra, mi padre fabricara varias más para regalar a familiares y amigos.

El éxito fue inmediato, ya que ese modelo mejoraba sustancialmente la calidad de la recepción. La novedad se esparció de boca en boca y como no era muy difícil de copiar, velozmente los techos antofagastinos se llenaron de estos artefactos.

Un poco más de un año después llegó TVN a Antofagasta y me parece que la señal también se captaba en Mejillones, aunque de manera muy débil. No sé con exactitud cómo saltaron las antenas de Antofagasta a Mejillones, de seguro que igualmente de boca en boca, pero lo cierto es que los techos mejilloninos se cubrieron de ellas con rapidez, incluso mucho más que en Antofagasta.

Esa es la imagen más vívida que tengo de Mejillones y que nunca dejaba de sorprenderme cada vez que iba de paseo con mi familia los 8 de octubre.

Con el tiempo, la potencia de la transmisión fue mejorando y los televisores se modernizaron, cayendo en el olvido las antenas, aunque los habitantes más viejos todavía recordamos con cariño esa época.


Imagen: acuarela de Erwin Sánchez Amado.