El Principito es una novela corta basada en una estatua callejera creada por su autor, el escritor y aviador francés Antoine de Saint-Exupéry. La obra fue publicada en abril de 1943, tanto en inglés como en francés, por la editorial estadounidense Reynal & Hitchcock, mientras que la editorial francesa Éditions Gallimard no pudo imprimirla hasta 1946, después de ser liberada.
Esta obra se ha convertido en el libro francés más leído y con la mayor traducción a nivel mundial, contabilizándose en más de 250 idiomas y dialectos, incluido el sistema Braille. Además, es uno de los textos más vendidos de todos los tiempos, con más de 140 millones de copias en todo el mundo, con un promedio de más de un millón de ventas por año. Fue traducida al español por Bonifacio del Carril y su primera publicación en dicho idioma fue realizada por la editorial argentina Emecé editores, en septiembre de 1951.
El Principito está considerado como una lectura para niños, debido a la forma en que está escrito, aunque en realidad trata temas profundos como el sentido de la vida, la soledad, la amistad, el amor y la pérdida.
Desde su primera publicación, la novela ha dado pie a diversas adaptaciones a lo largo del tiempo, entre las que se incluyen grabaciones de audio, obras de teatro y de ópera, películas, ballets, una serie animada y un anime.
Lo curioso es que uno de los grandes amigos de Antoine de Saint-Exupéry fue el piloto Jean Mermoz, quien dejó una huella en nuestra región al protagonizar un suceso histórico el 2 de marzo de 1929.
Mermoz y su mecánico Alexander Collenot, ambos franceses, decidieron explorar una nueva ruta de aviación para cubrir la cordillera de los Andes, desde Mendoza a Santiago, con el fin de evitar las peligrosas tormentas cordilleranas de la zona central chileno-argentina. Para ello despegaron desde Mendoza hacia el norte, encontrando favorables condiciones de tiempo en la zona cordillerana de Copiapó. Sin embargo, en Los Andes chilenos, en las cercanías del nevado Tres Cruces, el avión sufrió una avería en el carburador, por lo que debió aterrizar forzosamente en una planicie a más de 4.000 metros de altitud, acción en la que se dañó el tren de aterrizaje.
Después de tres días bregando para reparar la falla y soportando temperaturas de 15 grados bajo cero, con admirable instinto de supervivencia, el mecánico Collenot arregló la aeronave y luego el piloto Mermoz ideó una acción llena de coraje catalogada de imposible, ya que con el avión sin batería, ambos lo empujaron hasta un precipicio y sobre la marcha se subieron, intentando hallar las milagrosas ráfagas de aire que les podrían salvar la vida. De esta manera, el avión (Latécoère 25) cayendo al vacío encontró por fin las corrientes de aire, por lo que pudo retomar su vuelo, arribando finalmente a Copiapó el 5 de marzo de 1929. Por esta hazaña, en la población El Cobre II de Copiapó hay una calle que lleva el nombre de Jean Mermoz.
Por su parte, el célebre escritor y experimentado aviador Antoine de Saint-Exupéry fallecería en el desierto del Sahara el 31 de julio de 1944, mientras piloteaba su avión.