15 de agosto de 1891
Durante la Guerra Civil de 1891, la Región de Atacama fue testigo de diversas acciones bélicas, tanto en la tierra como en el mar, en las que se enfrentaron congresistas con balmacedistas.
La Junta Revolucionaria establecida en Iquique organizó un ejército que, luego de ocupar las provincias de Tarapacá y Tacna, llevó a cabo una expedición sobre Antofagasta y Atacama hasta asegurar su posesión, antes de trasladar el teatro de guerra al centro del país, que culminó con la deposición del presidente Balmaceda y la ocupación de Santiago.
Fue en esas circunstancias que en el invierno de 1891 se apreció una intensa actividad naval en las costas del departamento de Freirina. Desde el 11 de agosto de ese año se encontraban anclados en Puerto Huasco los transportes congresistas Cachapoal y Aconcagua, que embarcaban tropas provenientes de Freirina y Vallenar, siendo protegidos por el crucero Esmeralda y la cañonera Magallanes.
En la Guerra Civil, el vapor Cachapoal del año 1881 fue requisado por los congresistas en la primera quincena de enero de 1891 y luego rearmado como crucero auxiliar. Recién terminada la guerra fue devuelto a la C.S.A.V., que lo siguió operando hasta que el 18 de febrero de 1918 se varó en el puerto peruano de Pimentel. Pero fue desvarado y reparado, siguiendo en servicio hasta el 16 de abril de 1930, cuando fue definitivamente retirado.
A su vez, el vapor Aconcagua del año 1889, mercante de la C.S.A.V., fue requisado por los congresistas el 8 de enero de 1891 y rearmado como crucero auxiliar. Pasado el conflicto fue devuelto a sus dueños y en 1909 fue desguazado por la C.S.A.V.
El crucero Esmeralda del año 1884, junto al resto de la escuadra, respaldó al Gobierno revolucionario, participando en acciones de apoyo a las tropas de desembarco. El 5 de febrero de 1895 llegó a Japón, donde fue vendido y renombrado como Izumi.
La cañonera Magallanes del año 1873 también formó parte del apoyo a las tropas de desembarco y al traslado de tropas. En Caldera efectuaba la misma maniobra otra flotilla de transportes, protegida por el blindado Cochrane (1875) y la corbeta O’Higgins (1866).
En 1875, en el Reino Unido fue construida la fragata blindada Cochrane y su gemela, la fragata blindada Blanco Encalada, que participó activamente en la Guerra del Pacífico, siendo su acción más destacada la captura del monitor peruano Huáscar, en el Combate Naval de Angamos. El Cochrane, a su vez, se alineó a las fuerzas congresistas que derrotaron al presidente José Manuel Balmaceda en la Guerra Civil de 1891.
La corbeta O’Higgins, construida en los astilleros Ravenhill (Londres) por un costo de 285.000 pesos (48 peniques cada peso al cambio de esa época), fue terminada en julio de 1866 y estuvo en servicio hasta 1895. Participó en diversas acciones de la Guerra Civil de 1891 por el lado de los congresistas.
El Gobierno de José Manuel Balmaceda, que poseía dos cazatorpederos, envió uno de ellos desde Valparaíso, con el objeto de torpedear los barcos revolucionarios. Uno de estos fue el cañonero y torpedero Almirante Lynch, el cual dijo presente en la Guerra Civil de 1891. Junto a su gemelo, el Condell, efectuó una labor destacada en favor del bando oficialista al hundir, con un torpedo, al blindado Blanco Encalada, que había sido parte de las fuerzas congresistas que derrotaron al presidente Balmaceda. Este hecho, incluso, quedó en los anales de la historia naval del mundo, ya que fue el primer ataque exitoso de un barco de guerra con torpedos, marcando un hito en el desarrollo de los torpedos autopropulsados. Aquello aconteció el 23 de abril de 1891.
De madrugada, las dos embarcaciones dispararon a la fragata un total de seis torpedos del tipo Whitehead. Uno acertó en el centro del casco, causando su hundimiento en minutos. El ataque dejó un saldo de 11 oficiales y 171 tripulantes y civiles muertos, entre ellos el secretario de la Junta de Gobierno, Enrique Valdés Vergara, aparte de la pérdida de armamentos, municiones y vituallas para las tropas congresistas que se encontraban en tierra.
Los restos de la fragata blindada Blanco Encalada, que quedaron a 18 metros de profundidad en medio de la bahía de Caldera, fueron dinamitados en 1957 para facilitar la construcción de un puerto mecanizado. En el cementerio laico de Caldera, el primero de su clase en Chile, se encuentran las tumbas de los marinos que fallecieron a bordo del Blanco Encalada y un monumento en honor a ellos.
El 15 de agosto apareció en Caldera el cazatorpedero Condell en actitud ofensiva contra la escuadra. En consecuencia, el Cochrane y la O’Higgins se hicieron a la mar en su persecución. El Condell disparó sus cañones de tiro rápido sobre ellos. Cayendo hacia el sur y huyendo hacia Huasco, navegaba a unas dos millas paralelo a la costa. El jefe naval de Caldera le comunicó telegráficamente al de Huasco que el barco gobiernista huía hacia ese puerto perseguido por dos buques congresistas y al mismo tiempo daba instrucciones para que el crucero Esmeralda, que estaba en Huasco, zarpara en dirección al norte a fin de interceptarlo.
A las 13 horas del mismo día, el capitán del Condell vio aparecer a la Esmeralda un poco al oeste y la cuadra de Carrizal Bajo volvió al sur rompiendo fuego sobre él. Más al sur, frente a la desembocadura del río Huasco, los vigías del Condell avistaron por la proa al Cachapoal, al Aconcagua y a la Magallanes, que intentaban cortarle la retirada hacia el sur, mientras el Cochrane y la O’Higgins lo cercaban por el norte, frente a la Punta de Lobos, y la Esmeralda hacía lo propio frente a Carrizal Bajo por el oeste. Así, los seis buques congresistas acorralaron al Condell, estableciéndose un recio cañoneo, siendo la Magallanes la que rompió el fuego al llegar a la distancia apropiada para el disparo de su cañón de 7 mm.
Gracias a su andar superior, el barco gobiernista, maniobrado acertadamente, pudo desprenderse y desaparecer invicto en el horizonte, burlando el bien combinado plan para apresarlo. Según el comandante Moraga, del Condell, los buques congresistas dispararon más de 80 tiros sobre el suyo, sin lograr ningún impacto.
Los habitantes de Carrizal Bajo observaron desde los cerros el desarrollo del combate, mientras el ruido del cañoneo también era escuchado claramente en Huasco y Freirina.