Por Omar Monroy
Durante estos días he sostenido intensas jornadas con distintas personas e instituciones públicas y privadas, la mayoría con sustantivos avances en beneficio del patrimonio regional. Hoy, por ejemplo, tuve varias reuniones presenciales en la mañana, tarde y noche. Una muy importante fue con directivos y directores regionales del Servicio Nacional del Patrimonio Cultural del país, aquilatando en silencio la inmensa calidad humana del director nacional. Hubo un gesto de parte de él que me enseñó lo valioso y fundamental que son los principios de la honestidad y la prudencia.
A pesar de un intenso tráfico vehicular por avenida Carrera, acabo de llegar tranquilo a mi departamento. Como es habitual, ahora leo y escribo, lo que me hace bien, porque escribir algún comentario es una positiva terapia para mí.
Reflexiono y analizo lo realizado durante el día, y sin desmerecer ningún encuentro o reunión efectuada hoy, me quedo con la imagen y la grata conversación con el dilecto investigador de la historia regional, Vidal Naveas Droguett. Hablar con un hombre sencillo y sabio ha sido un buen tónico para mi espíritu. Su sapiencia en historia, sensibilidad y conciencia patrimonial es realmente meritoria y admirable.
Durante décadas, Vidal Naveas ha realizado un loable y perseverante trabajo personal, estudiando y recopilando antecedentes y libros de carácter histórico de invaluable interés patrimonial, por lo que merece nuestro reconocimiento, respeto y aplauso.
Hoy, con un dejo de tristeza, pero con ánimo a la vez, me contó que se trasladará a Caldera con sus miles de libros y documentos. Por mi parte, quisiera que no se vaya de Copiapó. Al menos, lo comprometimos con la conservadora del Archivo Regional, Marcela Oviedo, para organizar actividades en conjunto, tales como charlas y conversatorios, exposiciones y otras. Como siempre, demostró su mejor disposición para participar. Además, le ofrecimos algunas propuestas que esperamos él recoja, si lo estima necesario.
Gracias, Vidal Naveas, por tus aportes y por todo lo que has entregado al patrimonio y al conocimiento de la historia regional.
Para el final, comparto una anécdota con él: como se me había olvidado fotografiarlo, desde mi auto en marcha me detuve, le grité y le tomé la imagen que inserto. Buenas noches.