por Ana Durruty, Orígen Limarí.
El especial atractivo de Tulahuén no sólo llena de orgullo a sus cerca de dos mil habitantes, sino que conquista a quienes arriban hasta el pueblo, después de recorrer 76 kilómetros desde la capital Provincial, Ovalle, llegando incluso a cobijar durante largos años al más destacado fotógrafo chileno, Sergio Larraín. Él eligió este refugio cordillerano como su lugar de residencia hasta su muerte -acaecida en Ovalle en 2012- y así lo hizo parte de su mito y su leyenda. Hoy sus restos mortales descansan en una sobria tumba en el cementerio local.
Sergio Larraín Echeñique, nació en 1931 en Santiago de Chile, y fue uno de los más connotados fotógrafos y miembro con pleno derecho, de la famosa agencia Magnum, adquiriendo renombre internacional a partir de la década de 1960. Su obra se encuentra en importantes museos, como el MOMA de Nueva York. Hacia fines de los años setenta, se trasladó a Tulahuén, donde se dedicó a practicar y enseñar yoga, escribir y meditar. Aún así, su libro más famoso, Valparaíso, apareció en 1991 aunque las fotografías que incluye fueron tomadas cuatro décadas antes.
Enclavado entre cerros, en Tulahuén la luz es esquiva y allí oscurece más temprano que en las localidades ubicadas más hacia el oeste de la comuna de Monte Patria, a la que pertenece administrativamente, aunque su historia, que se remonta hasta la Colonia, refiere que en el pasado fue parte de las comunas de Carén y Rapel, sucesivamente.
Tulahuén es prácticamente una localidad fronteriza –de hecho su escuela pública, fundada en 1888, se llama Concentración Fronteriza de Tulahuén- , y sus principales actividades económicas son la agricultura y la ganadería de transhumancia. Para llegar al pueblo se debe avanzar por un sinuoso camino de tierra, después de dejar atrás la calzada pavimentada que llega hasta Carén, a unos 15 kilómetros de distancia hacia el poniente.
Su artesanía en Lapislázuli recoge también las tradiciones de los pueblos originarios, cuyas manifestaciones artísticas, tales como petroglifos, son parte de los encantos de la localidad, como la conocida Piedra Campana. Antes de la llegada de los conquistadores españoles, Tulahuén ya era un asentamiento indígena, aunque se considera que tiene 327 años de existencia histórica, habiendo sido fundada en 1690.
También Tulahuén posee una larga tradición en la elaboración de vinos y piscos, siendo en la actualidad el más reconocido Waqar (ver página Vinos y Piscos), y el vino dulce de la Viña Secretos del Valle.