Hasta el 14 de septiembre permanecerán las muestras en el Parque Cultural Ruinas de Huanchaca con trabajos de artistas de Polonia, Islandia, Brasil, Colombia, Alemania y Chile.
La Bienal Internacional de Arte ContemporáneoSACO1.1 Golpe abrió las puertas de su primera exposición al aire libre, con el monumento patrimonial Parque Cultural Ruinas de Huanchaca como escenario y una gran participación de estudiantes secundarios y universitarios.
Son ocho las obras de diez artistas que ofrece el circuito por el parque, en un diálogo con el territorio y con la violencia como eje central, en el marco de la undécima edición de SACO. Mediante una diversidad de lenguajes y formas, los artistas invitan a reflexionar y conocer más sobre arte contemporáneo a través de una curatoría que incluye intervenciones con materiales reciclados, elementos autóctonos de la zona y obras sonoras.
El encuentro de las artes visuales es presentado por Escondida | BHP, y cuenta con el financiamiento del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio a través de su Programa de Apoyo a Organizaciones Culturales Colaboradoras, y el Gobierno y Consejo Regional de Antofagasta.
Visitas guiadas
La exposición permanecerá abierta al público hasta el 14 de septiembre, de martes a domingo de 10 a 18 hrs, y cuenta con mediadores que acompañan durante el recorrido transmitiendo la motivación, fundamento y conceptos que las y los artistas imprimen en cada una de sus obras.
El acceso se realiza a través de la entrada principal del Parque Cultural Ruinas de Huanchaca, donde mediante el escaneo de un código QR se despliega la ruta y los puntos de interés, información sobre cada artista y texto curatorial.
El circuito comienza con Paradixe de Cathy Coëz (Bélgica / Valonia-Bruselas), una construcción irregular y brillante que atrae desde lejos. Un refugio sin techo en un parque sin árboles en donde la artista pone a prueba la manera de encasillar los conceptos. El color plateado atraviesa la memoria y cubre la obra. La choza no cobija, pero sí la envuelve un majestuoso brillo, como un atajo entre dos polos comunes a todas las sociedades: el poder y la miseria que engendra, ambos portadores de violencia.
En otro sector aledaño, se encuentra la obra del dúo de artistas sonoros alemanes Jens-Uwe Dyffort y Roswitha von den Driesch, Maltreated rocks / Rocas maltratadas, con producción del también alemán Carsten Seiffarth. Esta intervención tiene como protagonistas a las rocas, una de las primeras herramientas para ejercer violencia, pero que en la obra se vuelve sujeto de opresión. El registro sonoro recorre las paredes de una de las rampas del Museo, a ratos profundo y a veces en calma, dependiendo del lugar en que el visitante se encuentre.
Shapes of divergence / Formas de divergencia, de la dupla polaca conformada por Anna Krukowska y Tomasz Dobiszewski, invita a sorprenderse con rocas que brillan, con otras que parecen de cartón, y otras que son sus propias sombras. Aquí, las rocas se presentan como testigos silenciosos de la historia pasada y como una herramienta simbólica contra un presente injusto; la piedra, volviéndose un símbolo de resistencia contra la autoridad o la tradición a la que el individuo se rebela.
Por su parte Murus Opus, dentro de la sala del Museo del parque, de la islandesa Borghildur Indriðadóttir, explora los muros de un espacio detenido en el tiempo. Un 13 de septiembre de 1973, los clientes de un bar clásico y bohemio de Islandia, se sentaron en los lugares de siempre, para tomar algo y leer el diario. Varios se enteraron este día de la existencia de un país que tiene una forma muy rara, larga y estrecha, que vivía en esos días uno de los peores capítulos de su historia.
Presencia latinoamericana
SACO1.1 Golpe convocó a artistas de todo el mundo para su XI versión. Entre los representantes latinoamericanos presentes en la muestra del Parque Cultural Ruinas de Huanchaca, se encuentra el artista visual brasileño João Paulo Racy, con Redacciones territoriales, obra que también se despliega por paletas publicitarias en desuso en el sector norte de Antofagasta.
Su trabajo se basa en intervenciones conceptuales con frases escritas en blanco sobre fondo negro, en forma de bandera izada, y dos gigantografías en la intersección de La Chimba. Así, el artista entrega la noción de territorialidad a la urbe y la abraza con ideas que conmueven, proponiendo una relectura de la historia desde el punto de vista de los vencidos, en lugar de los vencedores.
Destaca dentro del circuito la obra Fuente de las penas,del reconocido artista chileno, Máximo Corvalán-Pincheira. Una instalación fruto de la reflexión sobre la memoria traumática, la justicia irresuelta y el flujo del tiempo. Mediante planchas de acero, las mismas que utilizaron diversos frontis de negocios durante la pasada revuelta social, el artista deja pasar pequeñas filtraciones de agua que caen a una pileta-espejo. Dando contención a un flujo mayor que parece estar sobrepasado, instalando la sensación de un inminente colapso.
Junto a él se presenta otro chileno, Luigi Brisso, con el montaje fotográfico Des Aparecer, colección deimágenes de cianotipia fijadas en telas que se mueven al son de la brisa del mar, animando las escenas que aluden dentro del paisaje, a la ausencia, el dolor y la fragilidad de la vida. Brisso montó trípticos de gran formato hechos de manera análoga, imágenes leves y efímeras, semitransparentes -que se mueven con el viento, recordando(nos) aquellos viajes sin retorno.
Por su parte, el colombiano Santiago Vélez expuso su propuesta La memoria del desierto, una reflexión sobre el desierto en torno a un elemento tan vital como el agua, y las huellas del océano que lo cubrió o de los ríos que lo surcaron. Su obra se presenta como un hilo tenue que refleja el entorno, configura el espacio y adecúa la presencia del visitante a su imagen inserta en un paisaje que, si seguimos así, desaparecerá no solo geográficamente, sino también en el imaginario de aquellos que, obstinados, quieran recordarlo.