Créditos, recopilación y registro: Bernardo Villegas Díaz
A mediados del siglo XIX, a 87 kilómetros al sur de Freirina, el noble huasquino José Santos Ossa Vega descubrió un mineral importantísimo, llamado El Morado, cuya mina principal, la Arenilla, produjo una gran cantidad de metales a su dueño, don Manuel Ávalos, siendo hasta hoy una de las más productivas del mineral.
Francisco San Román, en su «Reseña industrial de la minería y la metalurgia en Chile», señaló: «El Morado y Moradito, donde trabajaron y obtuvieron fortuna don Tomás Walker y don José Santos Ossa, contienen las importantes minas Descubridora, Cortada y otras». A su vez, don Benjamín Vicuña Mackenna enfatizó que «El Morado habría producido no menos de un millón de pesos, del cual logró una parte el valiente minero chileno Ossa».
Don Luis Joaquín Morales Ocaranza, en su Historia del Huasco publicada por primera vez en Valparaíso en 1896, relató: «A pesar de que se han trabajado varias minas ricas, como la Socavón, la Salto, la Santo Domingo y la Morel, la zona minera de El Morado es tan extensa que contiene varias minas más trabajadas solo en la superficie, prometiendo un gran porvenir a la minería por la importancia de las corridas y la buena ley de los metales».
En 1802, el Real Tribunal de Minería mencionó a Antonio Ortiz, Mariano Ossandón y Tadeo Badiola como trabajadores de las minas de cobre en la tierra de El Morado.
En enero de 1846, la prensa copiapina informaba que Manuel José Urquieta explotaba un ingenio de fundición de cobre, en lo que se conocía como El Morado Viejo, que se levantaba al norte del asiento nuevo (El Morado). Por su parte, la Casa Rodríguez, Cea y Valdés tuvo a su cargo la explotación de importantes minas de El Morado, entre las cuales sobresalía la mina Arenilla por su riqueza productiva. Entre los dueños de tan relevante empresa minera estaba José Manuel Cea, amigo, socio y compadre de Diego Portales. Esta empresa, además, trabajó las minas más importantes de nuestro valle.
Nicolás Díaz, minero de Huasco Bajo, laboraba un ingenio de fundición de cobre que beneficiaba los metales de su mina Manto de Sierra, perteneciente al distrito minero de El Morado. Esta fundición se ubicaba en el Molle, al sur de El Morado.
A don Tomás Marambio Varas le correspondió habilitar la caleta El Sarco, por cuyos muelles se embarcaba el cobre de El Morado. Aún existen viejos caminos que unen a este pueblo con El Sarco y Chañaral, rutas que originalmente transitaban interminables tropas mulares y carretas, con sus valiosas cargas de metal, para satisfacer los numerosos navíos que llegaban a ese sector de las costas huasquinas.
Bruno Zavala Fredes, el famoso cura minero de Vallenar, heredó de su padre José Antonio las minas Arenilla, Rincón y Espejuelos, así como la fundición de la Totora, donde se beneficiaba la explotación de las minas mencionadas.
La empresa Paulino Callejas e hijos, prestigiosa firma de Freirina, compró el legendario centro minero de El Morado. Lo trabajó desde inicios de 1952 hasta el fatídico 1° de noviembre de 1975, cuando acaeció el fortuito incendio de la Casa de Fuerza, incluyendo la bodega de materiales y parte de la planta, lo que fatalmente ocasionó la paralización definitiva de esa faena. El consiguiente éxodo masivo de los trabajadores con sus familias hacia diferentes lugares de la región determinó que se repitiera el ambiente de abandono y desolación que imperaba antes de 1952.
En el presente, pequeños mineros se dedican a la extracción del escaso cobre que aún existe en las entrañas de esta antigua localidad.