Recuerdos distantes del Campamento Norteamericano de Potrerillos

Recuerdos distantes del Campamento Norteamericano de Potrerillos

¿Quién fue Julio Vega Carmona? Lo más probable un habitante chileno nacido y criado en Potrerillos quien, luego del cierre de dicho pueblo minero en la década de los noventa y el traslado de su gente a las ciudades de Chañaral, Copiapó y La Serena, sufrió un fatal accidente de tránsito en la ruta interior que une Diego de Almagro con la ciudad de Copiapó. De dicho trágico suceso hoy permanecen un par de focos del vehículo en el cual se desplazaba y la “Animita” que lo recuerda; una animita particularmente bella y que reproduce totalmente la fachada principal de la Iglesia de Potrerillos, hoy declarada Monumento Nacional.

El pueblo de Potrerillos, estilo californiano de los años veinte al cincuenta, está situado en la provincia de Atacama, Departamento de Chañaral, a 26° 30’ latitud sur y 69° 30’ de longitud oeste y a 145 kilómetros al este de Chañaral. El lugar es una llanura inclinada de alrededor de 400 hectáreas, con montañas altas en tres de sus lados y una gran vista hacia la costa en el cuarto. La altura es de aproximadamente 3050 metros. Al igual que en todos los desiertos secos, hay grandes diferencias de temperatura entre el día y la noche.

Potrerillos nace en 1913 cuando el empresario minero norteamericano William Braden adquiere este terreno y luego lo vende en 1916 a la empresa Andes Copper Company, subsidiaria de Anaconda Copper Mining Company. Es en esta década cuando se construyeron las plantas industriales, el ferrocarril entre Pueblo Hundido y Potrerillos, las instalaciones portuarias, el tranque, la planta eléctrica y los campamentos. Los trabajos fueron tremendamente lentos, costosos y presentaron enormes desafíos técnicos; solo en diciembre de 1926 se logró enviar el primer cargamento de mineral a la chancadora y finalmente en enero de 1927 salió la primera producción de cobre blister.

Hoy el Campamento Americano de Potrerillos se desmorona poco a poco bajo las inclemencias del tiempo, el olvido de los chilenos y el saqueo; sólo recordado por quienes nacieron, crecieron y amaron en aquellas tierras y cuya iglesia hoy permanece también en el recuerdo de quienes transitan el desierto de Atacama y se encuentran –en medio de la nada y junto a la carretera– con la críptica y bella “animita” del potrerillano Julio Vega Carmona.

He aquí algunas de las fotos que hice del lugar y que comparo con la foto de la Iglesia de Potrerillos.

Créditos

Textos y Fotos: abgestandensein-ustatise.blogspot.cl